Crisis y pasión ornamental, Samuel Nicolle

27 de enero - 24 de febrero de 2024
jueves a sábado, 16h-18h

Calle de la Constitución 42, Escandón I Secc, Miguel Hidalgo, 11800 Ciudad de México

Espero que hayas llegado bien, querida. En el camino de regreso, reflexiono sobre lo que me contaste esta noche: imaginemos por un momento cuáles serían las relaciones entre un ornamento y la superficie que decora si fuera una historia de amor. O cómo usar el adorno para hablar de amor, y el amor para hablar de adorno. En esta ficción tan sentimental como decorativa, se trataría de homenajes amorosos, rencor y desamor, y de todos los afectos ambiguos que surgen entre ambos.

Un salón de baile ficticio sirve como pequeño teatro o cuadro viviente, donde se desvanecen nuestras alegrías y penas. Las letras de las canciones de amor con las que bailamos se entrelazan en mi memoria tanto como en el papel tapiz que cubre las paredes. Su coreografía persiste mucho después de la desaparición de les cuerpes que se retuercen, abrazan y se alejan en la luz azul.

En la pista de baile, pensaba en O., en nuestra historia de amor que termina y de la cual ya sabes todo. Ma puce, mi pulga, en el lenguaje del amor en francés, es un término afectuoso, una muestra de cariño; tanto como un insecto parasitario. La ornamentación siempre describe una relación desigual e injusta entre quién adorna y quién es adornade. ¿Crees que entre dos amantes, une siempre ama demasiado y apasionadamente, mientras que une otre se deja amar, por pereza o vanidad, antes de desaparecer? Sería divertido disfrazar y representar a nuestres amantes parásitos como Pulgas Vestidas, como lo hacían las monjas en los conventos mexicanos en el siglo XIX. Divertirnos así de nuestra desgracia e inventar otro final, ligero y dulce, donde las decepciones sean solo pasajeras, apenas pequeñas picaduras.

Te reíste mucho viéndome pavonearme con R. Guardo su olor mezclado con las brillos de mi suéter azul marino y mi sudor, el recuerdo de nuestros pasos torpes en una cumbia, la alegría de nuestro paseo amoroso fugaz durante una canción. Una diversión desenfrenada en sus brazos. Me pregunto si el coqueteo es al amor lo que la ornamentación es al objeto que embellece: el placer inofensivo de la seducción sin la gravedad de los sentimientos, la promesa de la felicidad que queda en estado de promesa. Una frivolidad necesaria como una caricia en el corazón.

Sarah Ahmed escribe que los afectos son lo que se pega, la mayoría de las veces a un objeto. Los vestigios de nuestra noche se han cubierto de patrones y texturas: estrás, plumas, silicona. Lo que antes era residuos, un collar de flores o un flyer arrojado al suelo, se convierte en la celebración de una felicidad efímera, un objeto de afecto. Estos objetos encapsulan las sensaciones y afectos que han recorrido nuestres cuerpes: lo que duele, lo que enmaravilla, lo que acaricia.

No puedo dejar de pensar en la lectura reparativa de Eve Kosofsky Sedgwick, a la que volvemos una y otra vez en nuestras conversaciones. En una extraña analogía, ella relaciona los gestos de amor de la reparación, y las estrategias de desvío muy camp que son la exageración, la saturación y la desorientación, tanto como el apego al fragmento y al desecho. La ornamentación es entonces un gesto de amor que repara tanto objetos sin calidad como corazones rotos.

Esta noche, como Cenicientas chatarras, las dos bailamos y cantamos para olvidar las desilusiones de los amores que se desvanecen. “Un paso más cerca, me protegieron, decoraron y acompañaron en el amor, la danza y nuestras vidas entre las estrellas.”.  Esta dedicatoria está grabada en la suela de nuestros zapatos como un homenaje a esta noche.

Mañana, recordaremos juntas el teatro de esta noche tomando treinta cafés y fumando mil cigarrillos. Sonreiremos ante nuestras ridículas hazañas sentimentales y las esperanzas decepcionadas de la víspera. Poco a poco, envolveremos el recuerdo de esta noche en palabras razonables. Mañana, sentiremos que nuestros sentimientos se desvanecen lentamente con los vapores del alcohol y la luz del día. Nuestros corazones se deslavarán al sol como los carteles de las fiestas pasadas. Tal vez incluso escriba a R. si mi afección por elle aún persiste, pero por ahora, dulces sueños, corazón.

Anaïs Lepage

Agradecimiento a Enrique Cristóbal, Ignacio Granados Valdez, Antoine Granier, Siobhan Guerrero, Valentina Guerrero Marín, Karla Kaplun, Ana Mayoral, Annick Nicolle, Patrice Nicolle, Sarah Nicolle, Vita de Talleyrand Périgord, Gizeh Trejo, Manuel Valdez