Este espacio es un refugio y las piezas son sus reliquias.

La muestra está inspirada en el imaginario más común de los videojuegos, donde, sobre todo en las historias de aventura, existen mazmorras dispuestas para posibilitar que el jugador recupere las fuerzas vitales de su avatar además de contener tesoros que le ayudarán en su aventura.

Estas locaciones secretas ofrecen un remanso, un ambiente reparador y relajante con algunos elementos que, a veces, apelan a la espiritualidad.

En esta exploración, Ramiro Ávila aborda distintas maneras de disponer el espacio y los objetos inspirado en la estética del SPA (Sanitas Per Aquam) y el autocuidado, elementos que invitan a la relajación y la contemplación pero filtrados con humor y hasta con frivolidad.

Este es un santuario dedicado a la purificación, el agua y el color azul.

Recientemente el trabajo del artista se ha enfocado en la creación de ensambles artísticos. En "Santuario vigoroso" proyecto que antecede a este el artista sumó su experiencia como florista al diseño de esculturas, dándoles un tratamiento de ensamblaje: si comparamos la configuración de un ensamblaje con la de un arreglo floral encontraremos algunas similitudes. En estas obras los objetos no artísticos son reunidos y organizados con un propósito escultórico.

Gran parte de la inspiración de esta exhibición gira, por una parte, en torno a los cristales de cuarzo y su reputación como agentes sanadores mezclandolos con objetos cotidianos para transportarnos a un ambiente que puede ser, al mismo tiempo habitual e inusual especulando lo que sería que los minerales formarían parte importante de la cotidianidad.

Agradecimientos a Alejandra Carrillo, Agustin Arce, Alma Saladin, Marco Rountree, Eduardo Lugo, Michael Peña, Natalia Levi y Eduardo Sandoval